Javier Miguel
Ronaldinho ya tiene las maletas preparadas para ir al Milan. Mientras el equipo se arrastra por la Liga ofreciendo una imagen patética y vergonzosa, el brasileño sigue de fiesta en fiesta, totalmente despreocupado del sufrimiento y el calvario que están soportando sus compañeros. Es más, nos consta que el jugador lleva unos días despidiéndose de todo aquel que se encuentra por el vestuario con una coletilla en italiano: “Arrivederci, amici!” (Adiós, amigo). Una forma como cualquier otra para demostrar el grado de compromiso que ha tenido el jugador durante los últimos años, ya que en un momento tan delicado para el equipo, él sigue a la suya, con sus bromas y tonterías.
Ronaldinho tiene tan claro que jugará en el club ‘rossonero’ que bromea abiertamente al respecto y no tiene reparos en asegurarlo a todo aquel que le pregunta por su futuro.
De hecho, en la edición de ayer de ‘El Periódico de Catalunya’ se informaba de la enésima fiesta de Ronaldinho en Castelldefels. La verdad es que no sería una novedad si no fuera poque se trataba de una fiesta de despedida ya que el delantero brasileño se dedicó a confiar a todos los asistentes que su marcha al Milan era ya una realidad.
La fiesta, que se celebró el pasado lunes, contó con todos los alicientes en los que Ronaldinho se mueve como pez en el agua: samba, bebidas y mujeres. Por lo que señalaron algunos testigos la velada se alargó hasta altas horas de la madrugada.
No hay duda de que el delantero brasileño es uno de los mayores responsables de la situación a la que se ha visto abocado el equipo. El fue en su día el abanderado del nacimiento y explosión del ‘circulo virtuoso’ y también es el protagonista principal de la caída y óbito del proyecto de Laporta.
Su falta de compromiso, endiosamiento y pocas luces le han llevado a un callejón sin salida en el Barcelona. Su única opción es salir del club por la puerta falsa, una costumbre entre muchos de los ‘cracks’ que aterrizan en Barcelona.
Ronaldinho se irá al Milan, pero el club aún tiene que acabar de perfilar las negociaciones con la entidad ‘rossonera’, que a día de hoy está jugando sus cartas para abaratar la operación. Lo que está claro es que el Barcelona tampoco aceptará ningún tipo de chantaje ni se forzará una salida que no sea beneficiosa para la sociedad catalana.